Nuria Bachs, compañera y amiga, enseñó aquí.

Además de hacer que sus alumnos y alumnas amasen las Matemáticas, les ayudó a crecer y a ir convirtiéndose, día a día, en mejores personas.

También sus compañeros y compañeras, los que tuvimos la suerte de trabajar a su lado, nos aprovechamos de esa enseñanza vital que ella sabía compartir tan generosamente.

Su nombre, Nuria, influenciado por el nombre árabe de Nuriya -aquella que es luminosa-, reflejaba fielmente su carácter y la describe tal y como tuvimos el placer de conocerla.

Con su generosidad, sus atenciones, su alegría, su cuidado a todo aquel que pudiese necesitarlo, nos dio un poco de sí misma por lo que siempre la llevaremos con nosotros.

Además de ocuparse directamente de todos los que la rodearon, dedicó su tiempo y esfuerzo a colaborar en que el entorno de estas personas fuese rico en posibilidades de aprendizaje y de crecimiento. Así, junto con nuestra compañera Mª Dolores Vergel, se encargó de la organización y puesta en marcha de la biblioteca de nuestro Centro.

Por todo esto, la comunidad del IES Los Neveros quiere rendir este homenaje a nuestra compañera Nuria, dándole a la Biblioteca su nombre para que quede en el recuerdo del Centro su importante contribución.

Dña. Belén Cobo Merino, Directora del Centro.









jueves, 30 de mayo de 2013

Intervención de D. Juan Diego Chica Maestre


“Nuria, el amor pedagógico”
Hace no demasiado tiempo  quedé impactado  por  la expresión ‘amor pedagógico’ definido conceptualmente como la  dimensión del amor que surge y hunde sus raíces en el ámbito educativo formal o no, y que hace referencia a la especial relación emocional que liga a quienes protagonizan  la acción educativa, generalmente a quien la recibe y a quien la genera, aunque a veces estos roles puedan invertirse.
Nuria Bachs, nuestra querida y añorada compañera, representa, encarna de manera muy especial, este ‘amor pedagógico’, que  es el que acaba envolviendo al alumnado en un universo de expectativas y de logros tal,  que contribuye de manera eficaz a alejarle del territorio del desánimo y la exclusión.
El amor pedagógico viene a ser la suma de fe en el alumno, entrega a la tarea e inyección de entusiasmo  por el descubrimiento y la conquista ética y estética que entraña todo aprendizaje; además ofrece un salario atractivo al esfuerzo, transformando el saber en sabiduría, dando alas  al espíritu para ayudarle a  contemplar, desde la distancia justa,  las ubérrimas praderas  del conocimiento.
Nuria -siempre en el corazón- simboliza la mirada comprometida y atenta al discurrir del proceso educativo, para reconocer, alentar, solidarizarse y también para llamar la atención con gracia, para corregir discretamente, para dar la voz de alarma de manera oportuna.
Amor pedagógico, creador de sutiles lazos de respeto, de reconocimiento mutuo, de adhesión  a la tarea bien hecha, que va tejiendo el lienzo  en el que hacer posible  la filigrana educativa.
Ningún otro espacio mejor que la Biblioteca para que, con su nombre, nos recuerde que los resortes del proceso de enseñanza-aprendizaje se  oxidan y bloquean, sin el lubricante del amor, del ‘amor  pedagógico’ que Nuria evocará por siempre.
Juan Diego CHICA MAESTRE

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